El término ‘envero‘ hace alusión en viticultura un período en el desarrollo de las uvas gracias al que cambian de color y comienza su maduración. Es una buena forma de conocer el momento del inicio de la maduración de los racimos, ya que se inicia el cambio de color de verde al color original de cada variedad.
Es por eso que la importancia de este proceso es vital ya que, durante el envero es el momento en el que se producen los cambios más significativos en la uva y que determinan la calidad del vino final con diversos factores que influyen de manera determinante como pueden ser el color, el aroma o el sabor.
Por regla general, la pulpa de las uvas cuenta con una ausencia de color, únicamente algunas variedades de uva tinta tienen su pulpa del mismo color que la piel. Por tanto el color de los vinos no procede de su zumo, sino de su piel y de su mayor o menor maceración y contacto con el mosto durante la elaboración.
La maduración viene determinada en gran medida por el clima, la temperatura y la exposición al sol, lo que afectará al inicio del envero a la evolución del mismo en las diferentes uvas que forman el propio racimo.
En su etapa inicial, las uvas son verdes y de un pequeño tamaño, como hemos podido comprobar en las primeras imágenes que compartimos con vosotros de la Tinta de Toro. Estas uvas tienen un bajo nivel de azucares, y a medida que el tiempo pasa y la uva evoluciona va ganando en propiedades y modificando su tamaño y su color de verde al azulado característico de nuestra variedad autóctona.